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Os voy a contar el cuento del gallo orgulloso.
Esto era una vez un gallo que era muy orgulloso y vivía en el campo, y un día decidió irse a la ciudad. Iba todo muy peripuesto y muy mono él. Y en el camino pues se encontró con una lumbre, había una lumbre pero que se estaba apagando, le faltaba leña. Entonces, tan a tiempo que pasaba el gallo, pues la lumbre le dijo “por favor, me puedes echar un poco de palitos” dice “para que reanime el fuego y no me apague”. Pero el gallo dice “uy, no me puedo estar con esas, tengo mucha prisa y tengo que llegar temprano a la ciudad. Arréglate tú sola”. Y dejó al fuego que se apagara.
Y siguió caminando, caminando hacia la ciudad. En esto que se encontró con un río y el río pues llevaba mucha hierba y muchos palos que no podía, no podía discurrir bien el curso del río. Entonces le dijo “ayúdame con tu pico y límpiame un poco para que yo pueda caminar”. Pero el gallo no, le contestó lo mismo que al fuego “no me puedo entretener llevo mucha prisa que necesito ir a la ciudad”.
Y siguió caminando, caminando y se encontró con el viento, pero el viento también le pidió ayuda porque se había enredado en las ramas de un árbol. Y le dijo “por favor, ayúdame con tu pico y desenreda estas ramas para que yo pueda volar muy alto”. Pero el gallo dijo “pues no, no me puedo entretener, llevo mucha prisa. Necesito llegar cuanto antes a la ciudad, me tienen que ver todos y conocerme”.
Y él llegó a la ciudad y allí no sabía que le esperaba un gran problema para él porque las personas que lo vieron tan, tan buen gallo decidieron comérselo. Y entonces fueron y dice “pues vamos a hacer un pollo asado y lo ponemos sobre la parrilla”.
Entonces el gallo pues cuando estaba sobre la parrilla, pues estaba el fuego allí quemándolo y tostándolo. Y le pidió al fuego, dice, que le ayudara y que no lo quemara, pero el fuego le dijo “¿tú me ayudaste cuando estaba en el campo y te pedí ayuda? Pues ahora lo mismo”.
En esto que caía un chorro de agua del grifo y le dijo al agua, dice “por favor ayúdame agua, echa un poco de agua en el fuego y apágalo”. Pero el agua también le contestó lo mismo “no me quisiste ayudar cuando era un río ahora yo tampoco te ayudo”.
Y vio que por la ventana corría mucho viento y le dijo al viento “viento, por favor, dale al agua, al chorro del agua para que apague el fuego”: Entonces el viento dice “si yo te ayudo ¿qué me vas a dar a cambio?”. Entonces el viento le ayudó, le ayudó, le hizo volar, se lo llevó con tanto aire, se lo llevó por los tejados. Y en esto que el pollo ya se vio tan…que lo había salvado, pero entonces en agradecimiento le dijo, dice “estoy muy contento de que me hayas salvado, ¿cómo puedo agradecértelo?”. Y entonces el viento le dijo “pues tú serás la veleta que indique de dónde sopla el viento y para qué dirección”.
Y desde entonces, por eso, encima de los edificios hay unas veletas con un gallo encima que nos indica la dirección del viento y ya sirve de orientación para los hombres.
Moraleja del cuento “trata a los demás como quieres que te traten”.