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Un matrimonio tenían una hija y se murió la mamá y se quedó la niña sola y… y la señora maestra estaba viuda en el pueblo, estaba viuda, tenía dos hijas, y la chica, cuando la llevaban al colegio, era pequeña, y toas las tardes, la señora maestra la dejaba, porque quería casase con el padre, y la dejaba a la chica la última y le daba pan con *miel pa’ merendar, en fin, siempre le daba alguna…
Cuando venía la chica a la casa con el padre por la noche le decía
– Padre, cásese usté con la señora maestra que me da pan y miel, pan y miel.
Y decía el padre
– Calla hija mía, algún día te dará pan y *guiel.
Bueno, al otro día igual, toos los días…
– Cásese…
Hasta que ya dice su padre, dice
– Bueno, te voy hacer unos zapatos de *guierro y cuando te se rompan los zapatos, me caso con la señora maestra.
Bueno, pues la muchacha toos los días, con un canto en la calle, se daba.
– ¡Ay padre! ya he roto los zapatos.
Venía su padre del campo y
– ¡Ay, ya he roto los zapatos!
Dice
– Pues bueno, ya… ya me casaré con la señora maestra.
Conque ya va y se casó con la señorita, con la señora maestra. Bueno, pues ya se casa y cuanto que la chica ya se hizo moza, ya era la Cenicienta, ya la tenían por la *cámara y por too…
Conque ya viene un señor de *Madriz y dice, en ca’ unos tíos, y dice
– Tía ¿quiere usté que hagamos baile toas las noches, este verano mientras yo esté aquí?
Dice
– ¡Uy hijo mío, a mí no me estorba, to lo que quieras!
Dice
– Bueno, pues vamos a convidar a toas las señoritas.
Pero la señora maestra, como tenía dos hijas, eran mu mu envidiosas… (Se conoce que la señora maestra tenía hacienda, porque el padre era del campo y iba a trabajar a su trabajo)
Conque ya la chica viene un día y dice, (la chica se llamaba María)… Invitaron a toas las señoritas del pueblo, a toas las mozas…Conque ya la María se queda en la casa y dice… le dice al marido cuando viene, la señora maestra, le dice [voz muy desagradable]
– Venga, que vamos a cenar y nos vamos al baile, que nos han invitao, que ha venido un señor de Madriz y tiene baile en ca’ la tía fulana.
Conque ya cenan, quita la mesa, y ya dicen las otras hermanastras por metele envidia, dicen
– ¡Amuélate tú, María, te quedas aquí… en casa!
Y le dice la madrastra, le dice
– Tú mira, tienes que limpiar lentejas y fregar y después te acuestas, porque nosotras…
– Pos bueno.
Conque ya va la chica y está… ellos se fueron, la chica fregó, se pone a *esmotar sus lentejas, y se le aparece la Virgen, se le aparece la Virgen y dice
– María, ¿tú quieres ir al baile?
Dice
– Bueno, como quiera usté -dice- si quiere usté, pos bueno.
Dice
– Pues sí. Te voy a poner un vestido guapísimo.
Y le dio caramelos y le dio galletas y too pa’ que se los diera a los del baile. Y le dijo la Virgen, dice
– Mira, tú primero le das a tu padre y a tu madrastra y a tus hermanastras y después les das a toos los del baile, pero a las doce, yo estoy aquí guardándote, pa’ quitate el vestido y todo, y que vengas.
Conque ya fue y le puso su reló la Virgen (decía mi abuelo).
Y ya les dio y too, se mira al reló a las doce…Y el señorito, el madrileño, la primera noche le gustó, pero no bailó mucho con ella, pero luego… como le gustó…
Conque ya la chica, cuando ya vinieron la madrastra y las hermanastras, subieron a la *cámara donde dormía la Cenicienta claro, y dice
– ¡Ay chica, fastidiate, fastidiate! Ha ido una señorita más guapa. ¡Ay, qué guapa! y nos ha dao a todos caramelos, galletas, y de todo… y tú ¡amuélate! aquí la cenicienta…
Y la chica dice
– Pues… ¡mia que mal estao en la cama! ¡Mia que mal estao en la cama!
Conque al otro día les dice la madre a las hijas
– Mañana a la noche tammién hay, pero ahora… ¿qué trabajo le vamos a buscar?
Dice la hija mayor
– Pues mira, que friegue la *espetera, que lo friegue en la *trasnochá.
Conque ya cenan y claro, el padre s’iba con la pena de dejar a la María, a la chica.
– Nos vamos al baile, tú ya sabes lo que te queda, en fregando los cacharros, friegas la espetera.
Bueno, conque ya fregó la espetera y llega la Virgen otra vez y dice
– María, que vas a ir al baile.
Dice
– ¡Uy, no señora! mire usté…
Dice
– Tú déjalo… ya está fregao.
Claro como era la Virgen, lo fregaba too, lo limpiaba rápidamente. Conque le dio ¡de galletas!, le puso otro vestido más guapo y le dijo
– Tú vas y haces igual que te dije anoche, vas a tus padres primero y a tus hermanas, y luego, a todos los del baile.
Le dio bombones, le dio de too. Conque ya va, le pone la Virgen su vestido tan guapo y le dio a todos igual. Conque el madrileño ya bailaba más con ella, y dice
– ¡Ay Dios mìo!
Y dice
– ¿Qué prisa llevas?
Dice
– Sí, que yo me tengo qu’ir a mi casa, que no me han dao permiso más que hasta las doce.
Conque se fue, ya se fue a su casa y se acostó.
– ¡Ay chica, ay chica, amuélate!, que tú estás aquí en la cama y nosotras… ¡Ay que señorita más guapa que ha ido! ¡Ay que vestido ha llevao hoy más precioso! Si el uno era guapo, el de hoy es más. Y nosotros…
Dice
– ¡Mia que mal estao yo en la cama! ¡Yo estao aquí mu bien!
Conque ya dicen
– Pos pa’ mañana… ¿qué le vamos a buscar?… Pues que lave por la noche… ¡Al *balde, a la *artesa!… Pues le mandamos lavar.
Toos los días el madrileño iba a convidar a toas las mozas, conque claro, dice
– Bueno, no vamos a tener más que tres noches, no vamos a estar toos los días de baile. No tenemos más que mañana a la noche na más -dice- voy a convidar a toas las señoritas y a despedime ya d’ellas, que me tengo qu’ir a dar una vueltecilla a Madriz.
Conque va a las chicas a convidalas
– Bueno, bueno, pos nosotras iremos.
Y ya llegan… cenaron y ya sube el marido.
– ¡Venga, que hoy has venío más tarde del campo y nos están esperando pa’el baile!
Conque cenan y dicen
– Tú, en fregando los cacharros ya sabes, pones agua y te pones a lavar las *mudas.
Conque dice
– Bueno.
La chica se puso su agua y se puso a lavar. Conque ya va la Virgen y ¡claro!, (La Virgen a toos nos ayuda…) y too lavao y dice
– ¡Venga María, que te voy a poner unos zapatos con unas campanillas de plata y el vestido con unas campanillas de plata! Y toma, dales toos estos bizcochos…
Y le dio un saco de bizcochos. Conque la Virgen dice
– Oye, si no vienes a las doce, no estoy aquí.
Conque el señorito la vio tan guapa… el madrileño bailaba más…
– Ya la última noche… ¿qué prisa llevas?
– ¡Que no! Tengo prisa ¡Que no, que no! que me tengo que ir.
– No venga, vamos a bailar otra.
Bueno, pues ya se entretuvo, y cuando fue, la Virgen ya no estaba abajo. Ya ella se bajó corriendo, corriendo. Tanto corrió que perdió un zapato… y el madrileño iba detrás y se lo encontró él y no dijo na. Lo cogió, lo guardó en casa su tía y no dijo na.
Pero al otro día se fue en ca’ tooo el pueblo entero a ver quien había perdío el zapato, y dice
– Pues con la que le venga el zapato, me voy a casar y me la llevo a Madriz. Con la que le venga el zapato, me caso.
Conque ya dice la señora maestra a las hijas
– Mira -(una de las hijas se llamaba Teresa y otra Carmen) dice – mira Teresa, tú te cortas los dedos y así te viene el zapato, y si no le viene a esa… -le dice a la Carmen- tú tammién te cortas por el talón, pa’ que te venga el zapato.
A ninguna le venía, claro…
– Ya no falta más que allí en cas de la señora maestra -dice- ¡vamos a ver!
La una dice
– ¡Uy, no te viene, no te viene Teresa!
Y la otra del talón, tampoco. Y dice
– ¿No tenía usté otra hija por ahi?
– ¡Uy no! Esa, esa es muy rara, esa la Cenicienta, esa no piensa más qu’en fregar, no piensa más qu’en fregar y en estar…
Y mientras tanto, le está poniendo la Virgen el vestido y el zapato con las campanillejas de plata. Conque dice
– ¡Pues abra usté la puerta!, porque si es la cenicienta o no es, nosotros queremos vela, y si es la cenicienta, pues que le vamos hacer, pero, ¡abra usté la puerta!
Conque abre la puerta y bajaba por las escaleras de la cámara. ¡Tan guapa!, con su traje de campanillas y… y su zapato que le faltaba.
Y dice
– ¡Esta es! ya no hay que buscar más, ya está aquí la que decía.
Conque se casó con la Cenicienta y las otras se quedaron con el dedo cortao y el talón… y la Cenicienta con el de Madriz, con el madrileño. Y se la llevó a Madrí.
Y colorín colorado
este cuento se ha acabado.