La estrellita del norte

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Bueno, pues esto era de ser, una vez una niña que era muy buena y se le había muerto la madre y vivía con su padre, que se había vuelto a casar. Se había vuelto a casar con una mujer que tenía una hija y, entonces, esta madrastra, no creas que era buena, la trataba muy mal ¿sabes? Y le hacía trabajar mucho y la mandaba a lavar ropa  al río y le daba… ¡unos cestos de ropa! Y la muchacha a lavar, pero con muy poquita comida, le daba muy poquito de comer. Le daba un poquito pan y un poquito queso, nada más. Y la mandaba a lavar y a su hija, sin embargo, se quedaba en su casa tranquila.

Bueno, pues estando un día en el río, lavando, se le apareció una viejecita y le dice:

_ ¿No tienes nada de comer, hija?

Y dice:

_ Pues mire usté, me echan poco de comer –dice- pero lo que haya pues… la mitaz para cada una.

Conque le da un poquito de queso y le da un poquito de pan. Y esta viejecita no era otra cosa que *una hada y entonces dice:

_ Mira, yo quiero recompensarte por lo que has hecho.

Dice:

_ Pero… ¡si no he hecho nada!

Dice:

_ Sí –dice- verás. Te voy a poner en la frente un lucero, una estrella, para que sepa todo el mundo lo buena que eres.

Conque, efectivamente, en ese momento, en el, en la frente, le aparece una luz, como una luz, que era como una estrella, pero… ¡preciosa! Y a la chica le hacía guapísima, guapísima.

Bueno, pues resulta que recoge todos los bártulos y va para el pueblo, como ya era casi de noche, pues… le alumbraba mucho y dice ella:

_ Pues.  ¿qué haré?

Y se puso un pañuelo y entró así a la casa y dice la una… la madrastra:

_ ¡Ya te has caído, tonta! ¡Ya te has caído, que tienes un chichón!

Dice:

_ ¡No, no, madre, que no!

_ Trae que lo vea.

_ ¡Que no! ¡Que no! ¡Que no!

_ Trae que lo vea.

Conque se lo quita… ¡Oooh!… y… descubre que es una estrella preciosa.

_ Pero… ¿dónde has estao? Pero… ¿dónde…? ¡Cuéntamelo ahora mismo!

Conque le dice:

_ Pues mira, es que había una viejecita y… esto ha pasao. Le he dao un poquito de comer y me ha dao esto.

Conque le, la… le dice:

_ Pos mañana va mi hija. Mañana va mi hija contigo.

Conque al día siguiente, la manda otra vez al río a lavar. Le da un cesto de ropa a la muchacha ¡que para qué! Y a la hija, le da tres pañuelejos para que lave, tres. Dice:

_ Toma, tres pañuelejos.

Y le echa una cesta de comida ¿sabes? Que le echa de todo. Le echa jamón, l’echa chorizo, le echa magras y l’echa de todo. Conque llegan las dos al río y… efectivamente, llega la viejecita por allí, pero esta chica, se les había ido una ropa; al lavar, se le había ido uno de los pañuelos, porque como no tenía costumbre, pues uno de los pañuelos, se leiba río abajo y, entonces, la estrellita decía:

_ ¡Que se va el pañuelo! ¡Que se va el pañuelo!

Se había ido corriendo. Cuando llegó la viejecita, no estaba na más que la, la, la hermana, la hermanastra, y le dice:

_ ¡Uy, hija mía! ¿Tienes algo de comer?

Dice: [La narradora pone una voz desagradable]

_ Pues no, no señora, no tengo nada.

Dice:

_ Pero… ¿no tienes nada? En esa cesta, te estoy viendo comida.

Dice:

_ Bueno, tenga usté.

Y le da un poquito de pan y le da un poquito de queso.

Dice:

_ ¡Uy, has sido muy buena –dice- te voy a compensar!

Y, entonces, ya cae la hermanastra y dice:

_ ¡Esta es!

Y dice:

_ ¡Ay, sí, sí, sí, corriendo! ¡Póngame usté una estrellita! ¡Enseguida!

Dice:

_ Sí, hija, te voy a compensar, para que todo el mundo vea que no eres nada avariciosa –dice- ¡Verás!

Con que le hace así… [gestos] ¡Chin! ¡Pum! Y le pone un rabo de borrico. Conque la pobre dice:

_ Pero, líatelo ahora mismo, para que nadie te lo vea ni tenga envidia.

Conque se lía su pañuelo y ya, llega la otra.

_ ¡Hala! pos ya, vámonos a casa. ¡Vámonos a casa!

Se van las dos.

_ Pero… ¿qué llevas en la frente? Porque he visto a la vieja.

_ Pero… ¿me dices eso?

_ Sí, sí, he visto a la vieja.

Conque  cogen, se van las dos, llegan a la casa.

_ ¡Madre, madre, que he visto a la vieja! ¡Mira lo que traigo! ¡Mira lo que traigo!

La madre, contentísima.

_ ¡A ver, hija mía, ven ven ven! ¡A ver, que te lo quito!

*Le quita y… sale el rabo del borrico.

_ ¡Uyyyyy, hermosa! Pero… ¿qué traes aquí! ¡Ay madre mía! Pero bueno…

Conque a todo esto, ya había corrido la voz por el pueblo ¿sabes? Y ya, todo el mundo sabía que una de las dos tenía una estrella.

Conque va la madre y a la ”Estrella del norte”, a la “Estrellita del norte” auténtica, la encierra en la cámara, pero cierra las ventanas y todo, porque si no, por la noche, salía la luz, y cierra las ventanas y la deja allí, en la cámara, oculta. Y todo el mundo:

_ ¡Uyy! ¿Está por aquí?

_ Sí, sí, sí Pero mira, es que no *la podéis levantar el pañuelo, porque si no, es una ráfaga de luz que… no podéis levantarle el pañuelo.

Conque ella, con su pañuelo puesto, diciéndole a todo el mundo que era ella. Esto llegó a oídos del rey y, entonces, el hijo del rey quiso conocerla. Llegó el hijo del rey a la casa y, y, y… dice que, que quería llevársela a palacio… a que la viera su padre. La madre, contentísima, la arregla, la pone guapísima, se monta en la carroza real, ¡Pos chica! Van los dos en la carroza y dice:

_ ¡Ale, pues vámonos, que te va a conocer el rey!

¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! ¡Plum! Y, cuando van por el camino, va un perrete detrás, de la casa… (que era un perro de la casa) iba un perrete detrás qu’era muy amigo de la “Estrellita del norte”, iba diciendo:

[La narradora comienza a entonar una canción]

_ ¡Guau! ¡Guau! La “Estrellita del norte” en su casa está,

y “el rabo de borrico”, en el coche va.

Y, y ella, venga a hablarle al rey, venga a hablarle, venga a hablarle, para que no lo oyera, venga a hablarle.

_ ¡Ayyy! Pues sí, resulta que tengo…

Y el rey:

_ ¡Chica, pues vaya! ¡Vaya un perro, eh! ¿Qué irá diciendo el perro?

Y el perro, pobre, con la lengua fuera, detrás.

_ ¡Guau! ¡Guau! La “Estrellita del norte” en su casa está,

y “el rabo de borrico”, en el coche va.

_ Pero… ¿qué dice el perro? Pero… ¿qué dice?

_ ¡No lo oigas! ¡No lo oigas! ¡Hala, vamos más deprisa! ¡Los caballos, más deprisa!

[En este momento, la narradora imprime mayor ritmo a sus palabras]

Y él, venga venga detrás, deprisa los caballos, el pobrecillo perro, ya con la lengua fuera, con la lengua fuera…

_ ¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! La “Estrellita del norte” en su casa está,

y “el rabo de borrico” en el coche va.

Conque ya, dice:

_ Yo voy a parar para ver lo que dice este perro. A este perro, lo estoy yo notando que dice algo:

Conque dice:

_ ¿Qué dices? ¿Qué dices?

¡Da unos saltos el perro, cuando se baja el hijo del rey…! ¡Venga unos altos a su alrededor! Dice:

_¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! La “Estrellita del norte” en su casa está,   y “el rabo de borrico” en el coche va.

Dice:

_ Pero… ¿qué dices?

Se entra, le quita el pañuelo, sale ¡el rabo de borrico! Y dice:

_ ¡Eh, cochero! La vuelta, que nos hemos dejao la buena en la casa!

Conque se da la vuelta y ya llega a la cámara ¿sabes? Porque ya la madrastra no pudo ocultarla y llega a la cámara, sube y la ve allí a la pobre, sentada. Le quita el pañuelo y… ¡una luz  que ilumunó toda la cámara y todo esto!

_ Pues eres tan guapa, que me voy a casar contigo.

Conque se la llevó el hijo del rey y la madrastra no la volvió a ver.

Y colorín colorado,

Este cuento se ha acabado.

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