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Pues va a pescar al río, y sa… y pescó un pez, y le dice el pez, le dice
– Oye, si no me matas, si me sueltas, te concedo lo que me pidas.
Conque lo soltó, y fue a su casa y le dice a su mujer, le pregunta la mujer, dice
– ¿Qué has pescao?
Dice
– Pues un pez, y me ha dicho que si no lo mataba, que me concedía too lo que le pidiera -dice- y lo he soltao.
Dice
– Pues mira, anda ves -le dice la mujer- anda ves y le pides que… que quiero vivir en un palacio.
Y va el pescador al río y le dice
– Pececito, pececito,
pececito ven acá
qu’Isabel está enfadada
y hay que hacer su voluntá.
Sale el pez y dice
– ¿Qué desea Isabel?
Dice
– Que quiere vivir en un palacio.
Dice
– Pues -dice el pez- anda ves, que en el palacio la encontrarás.
Conque ya le dice Isabel al marido, le dice
– Pues mira, anda *ves y le pides, que me haga princesa.
– ¡Hombre, que tal y cual! que nos ha concedido ya bastante – dice el marido.
Total, que s’empeña la mujer y va… al pez lo llama y dice
– Pececito, pececito,
pececito ven acá,
qu’Isabel está enfadada,
y hay que hacer su voluntá.
Sale el pez y dice
– ¿Qué quieres?
Y dice
– Que la… que Isabel quiere ser princesa.
Y dice
– Anda ves, que princesa la encontrarás.
Conque ya le dice Isabel, le dice
– Pues mira, tienes qu’ir a pedile que me haga semejante a Dios.
Y dice
– Mira, qu’es mucho pedirle -dice el marido- que tal y cual…
Y ya s’empeña y se va, se… y llama al pez y dice
– Pececito, pececito.
pececito, ven acá,
qu’Isabel está enfadada
y hay que hacer su voluntá.
Sale el pez y dice
– ¿Qué desea?
Dice
– Que Isabel quiere ser semejante a Dios.
Dice
– Anda ves, qu’en la cabaña la encontrarás.
Conque…
Colorín colorado,
este cuento se ha acabado.